El modelo Paul Boche y su extrema delgadez
Tener un cuerpo thin fit es una tendencia al alza y las Redes Sociales son sus mejores embajadoras. Cada vez hay más grupos de Facebook, perfiles en Instagram y blogs que idolatran los cuerpos fibrados, sin un solo gramo de grasa, a los que sus creadores y fans del movimiento denominan ‘los de belleza perfecta y saludable’. El más famoso, uno femenino, thin-fit-healthy.tumblr.com, tiene como lema la frase ‘Be the best version of you’ que, ligada a cuerpos de skeleton-girls, incita a sus seguidoras a perder peso rápidamente.
Esta nueva generación thin fit hace deporte en exceso (sin asesoramiento profesional) y lleva una mala alimentación, es decir: siguen un nuevo modo de vida maltratando su organismo que tiene como desenlace un desequilibrio orgánico y de la flora intestinal. Las bacterias que conforman este ‘ecosistema’ ayudan al proceso de descomposición de los alimentos y cuando existe un desequilibrio, el organismo es incapaz de mantener en buenas condiciones su sistema inmmunitario. Esto se manifiesta en forma de diarreas, constipados, gripe…y otras enfermedades que afectan al sistema inmunológico. Además, sin darnos cuenta, nuestro cuerpo está expuesto a ‘ataques’ contra la flora intestinal: la ingesta de antibióticos, píldoras anticonceptivas, dietas inadecuadas, estrés, etc. Según la Dra. Mar Mira, de la Clínica Mira+Cueto «El proceso de absorción de todo lo que comemos se produce en las paredes del intestino delgado. Allí se absorbe la mayor parte de azúcares, minerales y vitaminas, así como las proteínas, grasas e hidratos de carbono. Así que debemos poner remedio a este tipo de irregularidades ya que un cuerpo bello no es un #thinfit. El hashtag debería evolucionar transformándose en #HealthyFit, porque un cuerpo 100% sano es aquel que es bello por fuera y por dentro», concluye la experta.
Para poner fin a esta problemática, la Clínica Mira+Cueto ha creado FLORA-FIT: Una dieta inmunológica que, además de ayudar a regular la flora intestinal y, en consecuencia, a prevenir enfermedades, te mantiene en tu peso ideal y retarda el proceso del envejecimiento… Un menú ultra-sano, equilibrado y fácil de seguir, compuesto, principalmente, por alimentos probióticos y otros ricos en polifenoles, como el maqui (con una capacidad antioxidante 2-3 veces más potente que la baya de Goji y hasta 50 veces más que una copa de vino tinto), que ayudarán a proteger al organismo frente a agresiones y malos hábitos
ALIMENTOS PROBIÓTICOS
Gracias a su alto contenido en microorganismos vivos, los alimentos probióticos actúan como un escudo protector y favorecen el aumento y equilibrio de la flora bacteriana en poco tiempo y de manera natural, estimulando los jugos digestivos y las enzimas que favorecen la digestión.
De los alimentos probióticos, la Dra. Mar Mira destaca 7 fundamentales:
Yogurt y otros lácteos: «Hoy día puedes encontrar una gran variedad en el mercado enriquecidos con la bacteria Lactobacillus GG o Acidophilus», apunta la experta. NOTA: la leche y el queso de cabra también tienen un alto contenido de probióticos. También es recomendable la ingesta de Kéfir, un yogurt de origen búlgaro cuyos principales microorganismos son Lactobacillus GG o Acidophilus y la levadura Saccharomyces kéfir (hongo unicelular). Sus nutrientes son de alta asimilación a nivel intestinal.
Microalgas: como la Chorella, que depura y desintoxica el cuerpo de metales pesados como cadmio, uranio, mercurio o plomo, pesticidas, herbicidas, radiaciones, toxinas etc. y la Espirulina (a través de Micronutrición), que mejora el rendimiento deportivo y estimula el sistema inmunológico, ya que ofrece una gran variedad de nutrientes como vitaminas, ácidos grasos esenciales (Omega 3), proteínas, clorofila…
Sopa de Miso: esta pasta aromatizada de soja elaborada con centeno fermentado, actúa como un potente regulador digestivo. Los ingredientes más habituales de esta receta japonesa son el Tofu, las algas y cebolleta o puerro. «Se prepara añadiendo una cucharada de agua caliente para obtener un plato lleno de lactobacilos y bacterias bifidus», señala la Dra. Mar Mira.
Chocolate negro: siempre lo más puro posible, ya que contiene más probióticos que los productos lácteos y es menos calórico. También ayuda a calmar el estrés y la ansiedad.
Chucrut: es una comida típica de Alemania, Alsacia, Polonia y Rusia que se prepara fermentando las hojas de col en agua con sal. Se suele tomar como guarnición y es rico en Lactobacilus, Streptococcus y Pediococcus spp y en vitaminas A, B, C y E.
Pepinos encurtidos: cuando estés de aperitivo o te vayas a comer un perrito caliente no digas NO a este poderoso alimento ya que, además de ser bajo en calorías, posee una gran cantidad de nutrientes, minerales y vitaminas: hierro, calcio, fibra, potasio, yodo, zinc, magnesio, carbohidratos, proteínas,vitaminas A, B1, B2, B3, B5, B6, B9, C…
Tempeh: este sustitutivo de la carne (habitual de la dieta vegetariana) se obtiene a través de la fermentación de la soja. «Retiene todas las proteínas, posee más fibra y vitaminas que el Tofu y es un completo reconstituyente de la flora intestinal», comenta la Dra. Se puede preparar salteado, horneado o en ensaladas.
LA IMPORTANCIA DE CONSUMIR ALIMENTOS RICOS EN POLIFENOLES
Además de los probióticos, los alimentos ricos en polifenoles poseen funciones reguladoras de la flora intestinal y, en suma, un reciente estudio liderado por expertos del Departamento de Nutrición y Bromatología de la UB y del Instituto Catalán de Oncología-Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (ICO-Idibell), publicado en la revista ‘Journal of Nutrition’, asegura que “una dieta rica en polifenoles reduce la mortalidad en personas mayores de 65 años”. Es el primero que valora la ingesta total de los polifenoles dietéticos mediante un biomarcador nutricional y no mediante un cuestionario sobre los hábitos alimentarios. «Existen más de 8.000 variedades de polifenoles que aunque habitualmente se limitan en las dietas hipocalóricas, nunca deben faltar. Eso sí, siempre en cantidades moderadas. En Mira+Cueto recomendamos tomarlos no a partir de los 65 años, ¡sino mucho antes! De esta forma ayudaremos a prevenir enfermedades y a proteger nuestra salud a largo plazo», señala la Dra. Mar Mira y añade «Hasta ahora, la única estrategia demostrada para alargar la vida era llevar una dieta baja en calorías y parece que este estudio afianza la función de los polifenoles emulando el mecanismo natural de restricción calórica».
Dentro de los alimentos ricos en estas sustancias químicas podemos encontrar:
Legumbres, frutas del bosque (moras, arándanos, grosellas…), pescado azul, aceite de oliva, frutos secos, té y café (estos últimos no son recomendables para personas con hipertensión) y el vino, del que se ha descubierto que su consumo moderado mejora la flora intestinal gracias, precisamente, a su gran aporte de polifenoles. El estudio, realizado por científicos españoles del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), en colaboración con investigadores del programa Ingenio-Consolider (FunCFood), consistió en lo siguiente: dividieron la muestra en 3 grupos, un grupo bebió vino tinto, otro vino tinto sin alcohol (ambos con el mismo contenido en polifenoles) y otro grupo ginebra.
De los dos grupos que tomaron vino tinto, comprobaron que ambos mejoraron la flora intestinal, redujeron los niveles de triglicéridos en sangre, los marcadores de inflamación, la presión arterial e incrementaron, a su vez, el número de bacterias ‘buenas’ relacionadas con la protección frente a determinadas enfermedades.
Recientemente se ha descubierto que hay otro alimento mucho más potente y más rico en polifenoles que el vino:
EL MAQUI
Este fruto -un tipo de baya- procedente de la Patagonia, que se extiende en una de las regiones más limpias del planeta, desde el sur de Chile hasta la Antártida, tiene una alta concentración en antocianinas (flavonoides que son precisamente los responsables de su color violeta oscuro) y polifenoles que le confieren una capacidad antioxidante superior que a ningún otro fruto o producto natural: » 2-3 veces más que la baya de Goji y hasta 50 veces más que una copa de vino tinto», apunta la experta.
La ingesta de maqui posee efectos antiinflamatorios, antimicrobianos, analgésicos, termogénicos, antiaterógenicos (disminuyen la placa de ateroma ayudando a regular los niveles de colesterol y triglicéridos) y ayudan notablemente a equilibrar la flora intestinal.
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